Social commerce: El nuevo canal de compra que ha llegado para quedarse

¿Cuántas veces has escuchado aquello de que la audiencia en las redes sociales es cada vez mayor? Efectivamente, estas palabras que tanto se repiten en la actualidad, son ciertas, y es que según los estudios regulares que realiza IAB Spain sobre las redes sociales, más del 80% de la población española de entre 16 y 65 años en 2020 ya era usuarios de ellas.

Con esta tendencia que continúa creciendo cada año, muchas empresas han comenzado a vender sus productos por todas estas plataformas, un nuevo fenómeno que se conoce con el nombre de social commerce. Por tanto, los comercios españoles suman una forma adicional de vender sus productos y servicios por internet, modalidad que se vio favorecida a comienzos del 2020 con la llegada de la pandemia.

Pero ¿cómo han llegado las empresas a vender sus productos por redes sociales? El método tradicional de las compras en tiendas físicas fue complementado por el de compras por Internet, sistema se caracterizaba por la adquisición de productos a través de páginas web, lo que se conoce por ecommerce. Las empresas, finalmente, han evolucionado y se han adaptado a los hábitos de los consumidores, incluyendo la posibilidad de compra directamente desde las redes sociales.

En la era digital estas plataformas se han convertido en el escaparate principal de las empresas para mostrar sus productos, ya que son una excelente opción para mostrar contenidos visuales. Por ejemplo, Pinterest alcanza los 300 millones de usuarios y un estudio de Hootsuite ha mostrado que los millennials prefieren usar esta red social para realizar compras. Además, el 87% de sus usuarios ha declarado que ya han comprado artículos que han visto en esta plataforma.

En todo este universo online hay una cantidad de herramientas disponibles para organizar y clasificar los contenidos. Instagram, por ejemplo, desde 2018 ya tiene su propio canal de venta oficial, Instagram Shopify. Con esta aplicación, las marcas pueden etiquetar productos en sus publicaciones, permitiendo a los usuarios comprar y pagar desde la tienda online sin necesidad de abandonar la propia aplicación.

Twitter ha sido la última red social que ha apostado por el social commerce con el lanzamiento de Twitter Shops. En esta función gratuita, los vendedores pueden mostrar una colección de 50 productos a sus usuarios, y de esta manera, con un solo clic los clientes tendrán disponible todo el catálogo de productos.

Los retos a los que se enfrentan las compañías en la actualidad con el social commerce son:

  • Ofrecer productos y servicios adaptados a cada red social. La estrategia de venta no puede ser la misma para todas las plataformas porque la audiencia y los usuarios son diferentes en cada una de ellas, por lo que, si las empresas quieren aumentar sus ventas, deben segmentar y seleccionar la mejor forma de comunicarse con sus usuarios para que este incremento sea posible.
  • La originalidad y la captación de atención en el público son aspectos clave: Internet es un universo en el que los internautas disponen de una gran cantidad de opciones y alternativas. Los compradores han pasado de tener disponibles únicamente los productos de una tienda, a ser avasallados por la publicidad de numerosas empresas, por lo que las marcas deben crear contenido suficientemente atractivo para que los clientes se decanten por sus artículos.
  • Uno de los mayores inconvenientes que el social commerce presenta es la reticencia de muchos usuarios a introducir sus datos personales y de tarjetas a la hora de realizar un pago por Internet. Por tanto, el reto de muchas de las compañías pasa por el establecimiento de una garantía que permita tener la tranquilidad a los clientes de que sus pagos van a ser seguros y sin posibilidad de fraude.

Desde Sipay, pasarela de pagos global, presentamos una gran variedad de métodos a las empresas para garantizar rapidez y seguridad y hacer frente a este último apartado. A pesar de estos retos, las ventajas que ofrece el social commerce son muy numerosas, entre las que se encuentran:

  • Conseguir más tráfico de los clientes hacia sus productos. A través de las redes sociales, las posibilidades de viralización y difusión aumentan, por lo que la probabilidad de ventas es mayor.
  • Las redes sociales, además, son una vía para mejorar la atención al cliente, por lo que pueden mejorar el servicio ofrecido gracias a la inmediatez y agilidad por la que se caracterizan. Además, permiten ofrecer más información, que puede ser la clave para que se decanten por sus productos.
  • Por medio de estas plataformas, las empresas pueden desarrollar la segmentación del público y conocerlo en profundidad, pudiendo analizar sus gustos y necesidades. La respuesta y la adaptación a sus gustos será, en consecuencia, mayor y más sencilla.
  • Todo esto permite a las empresas aumentar el engagement con su público, y con ello, su reputación como marca. Si la gente valora positivamente una empresa es probable que esta opinión se transmita a más personas, por lo que se producirá una consolidación de identidad de marca.

Estos motivos han acrecentado la tendencia ya visible desde hace unos años del abandono del efectivo como método de pago. Por tanto, el social commerce no sólo cambia los hábitos de compra de los consumidores, sino también los métodos de pago. El pago con tarjeta, transferencias bancarias o con otros métodos de pago alternativos globales como PayPal o locales como Bizum, han llegado para quedarse y las empresas deben adaptarse a ellos.

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