La seguridad en el proceso de pago es un factor determinante para la mayoría de los usuarios, que puede provocar en muchas ocasiones el abandono del proceso sin llegar a terminar la compra.
Cada día oímos hablar de la necesidad de que los pagos sean seguros, pero ¿cómo puede el usuario saber que sus datos se mantienen seguros cada vez que hace un pago con su tarjeta? Y los comercios, ¿cómo pueden tener la certeza de que sus sistemas y procesos cumplen con la seguridad necesaria para evitar vulnerabilidades e impedir posibles fraudes?
Según los últimos datos publicados por el Banco de España, el importe de operaciones fraudulentas con tarjeta en nuestro país durante el año 2017, ha sido de aproximadamente 40 millones de euros, una cifra ligeramente inferior a la registrada en el año 2016.
En la actualidad, cuando un consumidor decide comprar algún producto o contratar un servicio, ya sea de forma física u online, quiere que el proceso sea lo más transparente, rápido y fácil posible. No transmitir seguridad durante el proceso de checkout puede hacer que el usuario abandone la compra sin finalizarla, viviendo una experiencia no demasiado agradable y viéndose afectada la imagen que hasta ese momento tenía de la marca. Además, tal es la importancia que los usuario dan a la seguridad, que según el informe Security Report 2018 de Check Point Software Technologies el 20% de los compradores no volvería a comprar en una tienda que hubiera sufrido un ciberataque.
Teniendo estos datos en cuenta y sabiendo que la seguridad forma parte de uno de los factores fundamentales tanto para los usuarios que realizan los pagos, como para los comercios que los reciben, podemos destacar distintas formas que ayudan a velar por la seguridad en este proceso:
- Autenticación SCA (Strong Customer Authentication): requiere la doble verificación del usuario a partir de credenciales independientes para finalizar el pago. La PSD2 destaca, incluso la autenticación en tres factores.
- Biometría: permite la identificación del usuario con parte de su propio cuerpo (huella, iris, reconocimiento facial, etc.) Esta tecnología se utiliza cada vez más para mejorar la experiencia de compra del usuario, además de incrementar la seguridad de las operaciones.
- Tokenización: sistema de protección que sustituye los datos sensibles de la tarjeta por códigos alfanuméricos minimizando el riesgo. Además, permite recordar al usuario de forma segura y la próxima vez que compre en el mismo comercio, no tendrá que facilitar sus datos de tarjeta de nuevo.
- Módulos de prevención de fraude: los motores de fraude permiten establecer reglas rápidas de comprobación de datos de tarjeta, paralizando aquellas operaciones susceptibles de ser irregulares y ayudan a prevenir el fraude en las operaciones.
- Certificados internacionales de seguridad como PCI DSS, el mayor estándar de seguridad internacional que vela por la protección de los datos de las tarjetas de los usuarios.
Los comercios son conscientes de esta realidad y es por ello que apuestan por mejorar sus procesos con el objetivo de garantizar la mejor experiencia para sus clientes, invirtiendo en soluciones de pago omnicanales 360º que garanticen la seguridad en todas sus transacciones. Así, las pasarelas de pago como Sipay están adquiriendo cada vez más protagonismo en el mercado gracias a la implementación tecnológica en sus productos y a las ventajas diferenciales que ofrecen a los comercios, entre las que se encuentra las relacionadas con la seguridad gracias al cumplimiento de los más altos estándares internacionales de seguridad establecidos por las marcas emisoras de tarjetas como es el caso de PCI DSS. Sipay, que cuenta con 19 productos certificados por PCI DDS en su última versión ofrece soluciones de pago basadas en la experiencia de usuario y en la seguridad, haciendo que sus clientes se olviden del pago.
José Luis Nevado, CEO de Sipay Plus, en su participación en el panel de expertos de la Jornada de Innovación y Oportunidades en los Medios de Pago” organizada por EXPANSIÓN sobre “Nuevos desafíos en la seguridad y prevención del fraude”, señaló que “La experiencia de usuario debe ir acompañada de buenas prácticas y rigurosidad en los procesos, para no solo mantener los ratios de conversión sino aumentarlos, y no solo minimizar el riesgo, sino poder llegar a eliminarlo. Para esto debemos buscar nuevos modelos de relación con el cliente diferentes a los que tenemos hoy, combinando la información de un histórico con las necesidades del consumidor”.