Desde sus inicios, el ecosistema de los criptoactivos ha estado marcado por una alta volatilidad, lo que ha limitado su adopción como medio de pago y reserva de valor. En este contexto, las stablecoins surgieron como una solución diseñada para ofrecer estabilidad de precio sin renunciar a las ventajas de la tecnología blockchain.
La primera stablecoin, BitUSD, fue lanzada en 2014 sobre la red BitShares. Aunque sentó las bases conceptuales del sector, su impacto fue limitado. Ese mismo año, Tether (USDT) introdujo un modelo respaldado por moneda fiduciaria, prometiendo una paridad 1:1 con el dólar estadounidense mediante reservas equivalentes. Su adopción inicial fue modesta, pero ganó tracción en 2017 con el auge de las criptomonedas, hasta convertirse en una de las principales stablecoins del mercado con una capitalización superior a los 82.000 millones de dólares.
Con el tiempo, surgieron otros emisores como USD Coin (USDC), que replicaron y optimizaron este modelo, consolidando el papel de las stablecoins como una pieza clave en operaciones de comercio digital, pagos internacionales y finanzas descentralizadas (DeFi).
En este post explicaremos qué son las stablecoins, cómo se clasifican según su mecanismo de respaldo, qué marcos regulatorios existen en los principales mercados y cuáles son los desafíos y oportunidades que presentan para las fintechs y el sistema financiero global.
¿Que son las stablecoins?
El Banco de España define una stablecoin o moneda estable como “un tipo de criptomoneda diseñada con la intención de minimizar la volatilidad de su valor, ligando su valor a un activo o varios activos con valor estable, como puede ser el dólar o el euro”.
Las stablecoins son, por tanto, criptoactivos cuyo valor está vinculado a otro activo considerado estable, como una moneda fiduciaria (por ejemplo, el dólar estadounidense o el euro) o materias primas como el oro. Su objetivo principal es ofrecer una alternativa a la alta volatilidad que caracteriza a las criptomonedas de libre flotación, como Bitcoin o Ether, y facilitar su uso en contextos cotidianos.
A diferencia de otras criptomonedas, cuyo precio puede fluctuar significativamente en periodos cortos de tiempo, el valor de las stablecoins se mantiene relativamente constante gracias a mecanismos de vinculación con activos subyacentes. Por ejemplo, en el caso de una stablecoin ligada al dólar, un usuario puede intercambiar 1 dólar por 1 unidad de esta moneda estable.
¿Para qué se pueden usar las stablecoins?
Este tipo de activos digitales puede cumplir varias funciones dentro del ecosistema financiero basado en blockchain: actuar como medio de pago, servir como depósito de valor o facilitar transacciones entre criptomonedas volátiles y monedas fiduciarias. De hecho, es común que los usuarios conviertan criptomonedas como Bitcoin en una stablecoin antes de intercambiarlas por dinero, dado que esta transición suele ser más sencilla y rápida.
No obstante, la supuesta estabilidad de estas monedas no está exenta de desafíos. Uno de los aspectos más críticos se encuentra en los mecanismos que garantizan dicha estabilidad. La credibilidad del emisor, la transparencia sobre las reservas que respaldan la moneda y la capacidad para mantener la paridad con el activo de referencia son elementos clave que determinan la fiabilidad y funcionalidad de una stablecoin.

Tipos de stablecoins
Aunque todas las stablecoins comparten un objetivo común, mantener un valor estable vinculado a otro activo, existen distintos modelos que se diferencian por el mecanismo que utilizan para garantizar dicha estabilidad. Estos modelos se clasifican principalmente en cuatro categorías: colateralizadas con dinero fiat, respaldadas por criptomonedas, respaldadas por otros activos físicos y algorítmicas.
1. Stablecoins colateralizadas con dinero fiat
Son las más extendidas y utilizadas. Su valor está respaldado por depósitos equivalentes en monedas fiduciarias como el dólar o el euro, mantenidos en cuentas bancarias por entidades emisoras, generalmente centralizadas. Por cada unidad emitida de este tipo de stablecoin, existe un valor equivalente en fiat depositado como garantía.
Estas stablecoins permiten la conversión directa a moneda tradicional, ya que los usuarios pueden canjearlas por dinero fiat a través del emisor, quien quema (retira de circulación) la moneda digital correspondiente.
Ejemplos representativos:
- Tether (USDT)
- USD Coin (USDC)
- Gemini Dollar (GUSD)
- TrueUSD (TUSD)
Estas monedas suelen estar sujetas a auditorías o certificaciones externas que verifican la existencia de las reservas, aumentando la confianza en su respaldo.
2. Stablecoins respaldadas por criptomonedas
Este tipo de stablecoins utiliza como garantía otras criptomonedas, como Ethereum (ETH) o Bitcoin (BTC), a través de contratos inteligentes (smart contracts) que operan de forma automatizada dentro de la blockchain. A diferencia de las fiat-backed, no dependen de una entidad centralizada, por lo que ofrecen un mayor grado de descentralización.
Dado que el valor de las criptomonedas es volátil, estas stablecoins suelen estar sobrecolateralizadas, es decir, requieren depositar más valor del necesario para garantizar la emisión de las monedas estables. Esto permite absorber posibles caídas en el valor del colateral.
Ejemplo destacado:
- DAI, emitida por MakerDAO, una organización autónoma descentralizada (DAO), que utiliza un sistema de gobernanza y mecanismos de incentivo para mantener su estabilidad.
3. Stablecoins colateralizadas con activos físicos
Estas monedas estables están respaldadas por bienes tangibles como metales preciosos (oro, plata), bienes raíces o incluso materias primas como el petróleo. Ofrecen a los usuarios exposición al valor del activo físico, a la vez que mantienen las ventajas tecnológicas y la liquidez del entorno blockchain.
Cada unidad de estas stablecoins representa una cantidad específica del activo subyacente. En algunos casos, los usuarios pueden incluso canjear su moneda estable por el activo físico correspondiente.
Ejemplos representativos:
- Paxos Gold (PAXG): 1 token equivale a una onza troy de oro almacenado en bóvedas seguras.
- Tiberius Coin (TCX): respaldada por una cesta de metales.
- SwissRealCoin (SRC): respaldada por bienes raíces suizos.
Aunque este modelo puede ofrecer protección frente a la inflación y atractivo como reserva de valor, está sujeto a la evolución del precio del activo subyacente, lo que puede afectar indirectamente su estabilidad relativa frente a monedas fiduciarias.
4. Stablecoins algorítmicas
A diferencia de las anteriores, las stablecoins algorítmicas no están respaldadas por activos físicos ni digitales. En su lugar, mantienen su estabilidad mediante algoritmos que regulan automáticamente la oferta y la demanda. Si el precio de mercado supera el valor objetivo (por ejemplo, 1 dólar), el sistema emite nuevas monedas. Si cae por debajo, las retira de circulación (quema).
En teoría, este enfoque permite lograr un alto nivel de descentralización y eficiencia. Sin embargo, su funcionamiento depende de la confianza del mercado en el propio sistema algorítmico, lo que representa un riesgo considerable. La falta de un respaldo tangible puede generar crisis de confianza en momentos de alta volatilidad.
Ejemplo:
- TerraUSD (UST): stablecoin algorítmica que colapsó en mayo de 2022 tras perder su paridad con el dólar, lo que provocó una caída drástica en el valor del ecosistema Terra y subrayó los riesgos de este modelo.
¿Cómo se regulan las stablecoins?
La rápida expansión de las stablecoins ha impulsado una respuesta regulatoria significativa en todo el mundo. Aunque inicialmente muchos gobiernos adoptaron un enfoque de observación, en los últimos años la postura ha evolucionado hacia una supervisión más activa. La regulación de las stablecoins, sin embargo, sigue siendo fragmentada y altamente dependiente del diseño de la moneda y su función prevista dentro del ecosistema financiero.
En función de estos factores, algunas jurisdicciones han optado por restringir ciertos usos de las stablecoins. Por ejemplo, en países como Turquía, su uso para pagos está prohibido; en India, China o Indonesia, los bancos tienen limitaciones para operar con este tipo de activos. Paralelamente, regiones como Estados Unidos, el Reino Unido, Singapur o Sudáfrica están modificando marcos normativos preexistentes para adaptarlos a las actividades relacionadas con activos digitales. Otros, como Suiza o Gibraltar, han desarrollado marcos específicos, y la Unión Europea ha avanzado con un enfoque integral a través del Reglamento MiCA.
Uno de los principales retos regulatorios radica en equilibrar la innovación tecnológica con la estabilidad financiera, la protección del consumidor y el cumplimiento normativo. Las autoridades buscan asegurar la transparencia en las reservas que respaldan estas monedas, prevenir su uso indebido en actividades ilícitas (como el blanqueo de capitales o la evasión de sanciones), y garantizar su integración en los sistemas financieros tradicionales.

Regulación en mercados clave
Estados Unidos
En EE. UU., varias iniciativas legislativas y regulatorias están moldeando el futuro de las stablecoins:
- Stablecoin Transparency Act: establece la obligación de realizar auditorías independientes regulares y mantener reservas completas, incrementando la seguridad y confiabilidad del sector.
- Financial Consumer Protection in Digital Assets Act: otorga competencias a la SEC y la CFTC, e impone requisitos de rendición de cuentas y respaldo financiero.
- Cumplimiento con OFAC: las fintechs deben garantizar que las transacciones con stablecoins no infrinjan sanciones internacionales, siendo este un aspecto clave en operaciones transfronterizas.
Unión Europea
El marco regulatorio más relevante es el Reglamento MiCA (Markets in Crypto-Assets). Este reglamento establece criterios específicos para los emisores de stablecoins, diferenciando dos categorías:
- E-Money Tokens (EMTs): stablecoins respaldadas por dinero fiduciario, sujetas a reglas estrictas sobre liquidez y transparencia.
- Asset-Referenced Tokens (ARTs): vinculadas a múltiples activos, con mayores exigencias operativas.
MiCA impone requisitos de capital, auditoría, gobernanza y mitigación de riesgos, fomentando una infraestructura regulatoria que prioriza la estabilidad del sistema financiero.
América Latina
El tratamiento regulatorio de las stablecoins varía significativamente en esta región:
- Brasil ha integrado las stablecoins en su legislación sobre activos digitales, con supervisión del Banco Central.
- México ha avanzado en directrices sobre el uso de activos digitales, aunque sin un marco específico para stablecoins.
- En Argentina y Colombia, la falta de regulación directa crea un entorno de oportunidad y riesgo para las fintechs, que deben operar conforme a leyes sobre cambios de divisas y prevención de delitos financieros.
África
El panorama africano se caracteriza por la ausencia de regulaciones unificadas:
- Sudáfrica ha dado pasos hacia la regulación de stablecoins vinculadas a su moneda local (como ZARP), imponiendo requisitos de transparencia en reservas.
- Nigeria, en cambio, ha priorizado su Moneda Digital del Banco Central (eNaira) y ha restringido el uso de stablecoins privadas.
- En el resto del continente, la fragmentación regulatoria genera tanto oportunidades de innovación (especialmente en remesas e inclusión financiera) como incertidumbres legales.
Una evolución hacia mayor claridad legislativa
A nivel global, las autoridades monetarias, como el Banco Central Europeo, están adoptando posturas más firmes. La institución ha señalado que los emisores de stablecoins deben estar sujetos a estrictos requisitos de liquidez y que debería contar con poder de veto sobre su circulación en la eurozona.
En última instancia, el desarrollo de marcos regulatorios consistentes y adaptativos será esencial para garantizar que las stablecoins puedan cumplir su promesa: ofrecer una alternativa estable, eficiente y segura dentro del ecosistema digital global.