¿Cuántas veces no hemos podido acceder al transporte público al no llevar dinero en efectivo? Aún hoy en día, esta es una realidad en algunas ciudades de España. Sin embargo, cada vez son más los lugares en los que el pago con tarjeta se ha extendido y otras formas de pago digitales, como el pago con el móvil, empiezan a implementarse.
La innovación en este ámbito es especialmente importante, sobre todo teniendo en cuenta que los españoles cada vez usan menos efectivo y hacen más uso del transporte público: según el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en el último año el número de viajes aumentó en Cercanías (30%), Media Distancia Convencional (89%) y autobuses de competencia estatal (29%) en comparación con el año anterior.
“Sabemos que el dinero en efectivo continuará con nosotros bastante tiempo, pero eso no significa que debamos restringir los pagos de servicios de movilidad al mismo. Por eso, instituciones y empresas deben colaborar para hacer de la movilidad en el transporte público, una opción real para todas las personas sea cual sea el método de pago que utilicen” señala Fernando Ávila, director de Desarrollo de Negocio de Andalucía y Canarias y Manager de Estrategia y Producto en Sipay.
Movilidad segura y sostenible gracias a los métodos de pago digitales
Pagar con la tarjeta o el móvil no solo es más práctico, sino que además es mucho más seguro y beneficioso para el medio ambiente, al reducirse el coste del papel cuando se emite el billete. Cuando hablamos de compras, la seguridad es esencial y los medios de pago digitales son un gran aliado para ello.
De esta forma, el pasajero no necesita nada más que una tarjeta, física o tokenizada en alguna wallet, para poder llevar a cabo el pago y, en ocasiones, el acceso a la red de transporte. De esta manera se reduce el riesgo, tanto para el profesional del transporte como para el usuario, y se agiliza el acceso con respecto al pago en efectivo, que implica mucho más tiempo. En los casos donde la tarjeta no solo se emplea en el momento de la compra o recarga, sino en el propio acceso, se reduce un punto de fricción importante, pues ya no hay necesidad de compra o recarga, con lo que se invierte mucho menos tiempo.
Pero ¿convencen estos datos a las personas?
Lo cierto es que las tarjetas comienzan a imponerse como el medio de pago favorito de los usuarios, bien mediante recargas online o físicas, o a través del acceso directo con la tarjeta y carga del coste del transporte posterior en la misma. Entidades bancarias consolidadas en nuestro país ya apuestan por el pago digital y ofrecen a sus clientes amplias alternativas al efectivo.
Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, donde se producen más de 1.540 millones de viajes en transporte público al año, los usuarios pueden realizar la recarga de todas las tarjetas de transporte a través de medios digitales y utilizar el pago con tarjeta en las oficinas de atención al usuario cuando adquieren sus abonos.